Como si nos hubiésemos puesto todos de acuerdo empezamos a pintar una Barcelona feliz , precisamente los que la habíamos conocido con peores trajes , el público lo quería y nosotros lo sentíamos . Estas obras fueron de las últimas de aquel periodo , las hice pero no me las creí , así que las borré y pinté otras cosas encima , Cuando pintas sobre otra obra se aprovechan las texturas y las trasparencias , algo que no es fácil y que lleva su tiempo aprender , si lo haces bien , el resultado es estupendo . Me cuentan que en Barcelona hay dos velocidades , una que juega el golf en Llavaneras y otra que mira la raspa de la sardina .
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