En la noche de julio de 1937 se lleva a cabo el que se conoce como la masacre de Ojos Negros , cuando son fusilados doce personas solo cinco identificadas , una de ellas mi abuelo paterno . Este mismo año mi padre se encuentra destinado en la Ciudad Universitaria de Madrid asediado en las ruinas de un pabellón mientras tropas republicanas los amenazan con volarlos por los aires , quince años más tarde el año 1952 nacía yo en la ciudad de Barcelona , el año del congreso eucarístico y de la entrada de España en la organización de naciones . Los años de mi infancia serán unos años de silencio en una ciudad bañada por la suave luz del mediterráneo , lejos queda el pueblo origen de la desgracia familiar y un pasado que nunca me será revelado . No será hasta hace poco en el año 2020 , con mis padres ya muertos que viajando por internet me encuentro con el nombre de mi abuelo en una lista de secretarios de ayuntamiento muertos durante la guerra civil y buscando la descripción de los hechos de la masacre . El conocimiento de la verdad me llevará a comprender los silencios de mi padre y un tiempo donde las cosas no fueron blanco o negro , donde el azar jugó como quiso con las personas y también amar nuestro hogar en Barcelona . Pero el peso de los sucedido y de su origen hará que mis padres en lugar de acompañarme hacia el futuro vuelvan con los años a su pasado, a un origen que en verdad nunca los dejó escapar , solo en los breves años de mi infancia cuando un joven matrimonio miraba al futuro con esperanza . La calle Aragón podría haber sido el primer libro de una trilogía que pretendía explicar la reconstrucción de una ciudad desde los años de la posguerra hasta el 1992 , los años de mi infancia hechos de rutinas y de conocer una sociedad diferente a la de nuestro origen y que con los años llegaría hacer mía como aquel poema de Gil de Biedma . Vivir es dolor y envejecer es saber comprender y ver como las piezas del puzzle encajan perfectamente . El título de la calle Aragón es un homenaje a unas líneas de la novela de Carmen Laforet “Nada” y a una visión que me deslumbró un día en mis primeros años subiendo por el Paseo de Gracia, cuando un tren pasaba por la calle Aragón entonces abierta el cielo y como en todas las grandes metrópolis modernas del mundo nos anunciaban el futuro . Un tren camino de la estación de Francia cargado de futuros barceloneses con tanto sueño como fardos , maletas y nostalgia . Javier Montesol
1 Comentario
Javier Nadal
6/8/2023 08:15:01 pm
La sencillez del texto, junto al dibujo "abocetado", me parecen muy acertados para introducirme en la historia, personal e íntima, del autor. Me identifico con la visión de las situaciones que se presentan en el relato.
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