La clave me la dio un amigo francés profesor de historia en 1994 , había elegido unos años de distanciamiento y lejanía con nuestro país en 1992 , la razón , la falta de identificación con el proceso de construcción nacional emprendido en Cataluña donde yo residía y las pocas ganas de empezar una nueva vida en Madrid , ciudad que al compararla con la mía , Barcelona , la veía mucho más dura y complicada , así que elegí el campo francés al lado de una encantadora ciudad de provincias como es Nantes .
Cataluña es un laboratorio de investigación política en constante actividad , no sé si debido al hecho de no poseer una identidad política propia o como decía Le Corbusier , a la tremenda energía que hay allí , el hecho es que el ciudadano nunca encuentra un territorio donde descansar junto a unas ideas sólidas y propias . El debate y el enfrentamiento es duro , la combinación entre catalanismo , izquierda , progreso , lengua , España , burguesía , país , etc, etc , produce no solamente engendros sino también monstruos .
Así que en 1992 , junto a mi mujer y tres hijos decidí dedicarme a ser padre y a lo único que sabía hacer un poco , que era pintar y dibujar . Dije adiós a ese vivir obligado de identificación con una lengua ,la modernidad , la última vanguardia, un país , un club de futbol y hasta la rumba catalana , ese estar más fuera que dentro y dedicarme a hacer los deberes con los hijos y encender el fuego de la chimenea .
Tenía amistad con un profesor de historia con el que compartía la afición por los buenos Burdeos y Borgoñas , la verdad es que tenía una bodega espectacular . Pertenecía a esa clase de franceses que tienen cariño por España , que conocían nuestra historia y como decía Stefan Zweig , por ese desgraciado país . Un día me regaló dos cosas que el suponía me iban a gustar , una era una caja de seis botella de un gran Burdeos la otra un libro sobre Buenaventura Durruti en una edición muy cuidada y bien ilustrada . Ojeé el libro con una cierto distanciamiento y tristeza , mi amigo percatándose de mi reacción me dijo : “ Si , hay un momento que el refugio está en los viejos Conservadores “.
Cataluña es un laboratorio de investigación política en constante actividad , no sé si debido al hecho de no poseer una identidad política propia o como decía Le Corbusier , a la tremenda energía que hay allí , el hecho es que el ciudadano nunca encuentra un territorio donde descansar junto a unas ideas sólidas y propias . El debate y el enfrentamiento es duro , la combinación entre catalanismo , izquierda , progreso , lengua , España , burguesía , país , etc, etc , produce no solamente engendros sino también monstruos .
Así que en 1992 , junto a mi mujer y tres hijos decidí dedicarme a ser padre y a lo único que sabía hacer un poco , que era pintar y dibujar . Dije adiós a ese vivir obligado de identificación con una lengua ,la modernidad , la última vanguardia, un país , un club de futbol y hasta la rumba catalana , ese estar más fuera que dentro y dedicarme a hacer los deberes con los hijos y encender el fuego de la chimenea .
Tenía amistad con un profesor de historia con el que compartía la afición por los buenos Burdeos y Borgoñas , la verdad es que tenía una bodega espectacular . Pertenecía a esa clase de franceses que tienen cariño por España , que conocían nuestra historia y como decía Stefan Zweig , por ese desgraciado país . Un día me regaló dos cosas que el suponía me iban a gustar , una era una caja de seis botella de un gran Burdeos la otra un libro sobre Buenaventura Durruti en una edición muy cuidada y bien ilustrada . Ojeé el libro con una cierto distanciamiento y tristeza , mi amigo percatándose de mi reacción me dijo : “ Si , hay un momento que el refugio está en los viejos Conservadores “.